Este artículo está dedicado a los centenares y centenares de militantes y simpatizantes, conocidos y desconocidos, que se movilizan día y noche desde hace un mes para ocupar las calles y realizar millares de actividades políticas, sociales y culturales. Compartir su lucha no significa compartir sus ilusiones. Sólo los tontos con mala fe dirán que este análisis crítico le hace el juego a la derecha y la extrema derecha. Este chantaje ideológico es clásico y significa la voluntad de impedir todo debate. Los otros (revolucionarios o simples demócratas) saben que ejercer públicamente la crítica interna, sobre todo en los momentos difíciles, refuerza la democracia y permite enfrentar al enemigo con los ojos abiertos. Acuérdense del chileno Jorge Edwards que fue declarado persona non grata y fue expulsado de Cuba en 1971 porque se había atrevido a criticar la Revolución cubana desde un punto de vista de izquierda [1]. Cerrar los ojos ante las debilidades de Andrés Manuel López Obrador, en vez de discutir las, debilita sobre todo el movimiento de la resistencia civil. Callarse es dar armas a Fox, Calderón, el grupo fascista Yunque y los medios de comunicación mexicanos e internacionales, que sostienen el campo de la reacción.
El discurso de Andrés Manuel López Obrador del domingo 27 de agosto señaló ciertamente un cambio de dirección. Se había anunciado como «excepcional», pero no lo fue. Más bien ilustró retrocesos, la soberanía de los conservadores del PRD y el avance a la deriva de AMLO. Este discurso debía ser importante porque era el último gran discurso antes de la manifestación del 1 de septiembre delante de la Cámara de Diputados y porque debía precisar la organización y los objetivos de la Convención Nacional Democrática del 16 de septiembre.
El discurso de AMLO, que duró cincuenta minutos, estuvo precedido por dos cortas alocuciones (diez minutos cada una) de Javier González Garza, coordinador del PRD a la Cámara de Diputados, y de Carlos Navarrete, coordinador del PRD a la Cámara de Senadores. Estos detalles tienen un significado político.
- Javier González Garza hizo aclamar a AMLO por la muchedumbre al principio y al final de su intervención. Desarrolló el tema del capitalismo nacional («la patria») contra los intereses extranjeros y de la protección del «patrimonio nacional» («la industria eléctrica, el petróleo, nuestros recursos naturales, la educación pública, la seguridad social»). Hizo hincapié en «el respeto a las instituciones» y «la conciencia de las responsabilidades» del PRD «ante el momento histórico que vivimos». Concluyó sobre «la justicia social».
- Carlos Navarrete declaró: «AMLO es nuestro líder». Repitió que la Convención Nacional Democrática era la respuesta a la decisión del TEPJF (Tribunal Electoral del Poder Judicial de la Federación) de imponer la victoria de Felipe Calderón. Este «rumbo de la Nación» tiene por objeto «renovar las instituciones mexicanas». Sin decir claramente si se cancelaba la manifestación del 1 de septiembre, hizo hincapié en el hecho de que «los diputados y los senadores del PRD» defenderían «al pueblo» en la Asamblea. Concluyó llamando a apoyar la acción de los diputados y senadores. ¿Incluso en los tratos secretos con el PRI para formar alianzas?
Estos dos discursos, pronunciados por altos responsables del PRD en la Cámara de Diputados y Senadores, se sitúan en la línea de la corriente conservadora cardenista. El general Lázaro Cárdenas, Presidente de la República de 1934 a 1940, prosiguió una política nacionalista de colaboración de clases: proteccionismo, obras públicas, nacionalización del petróleo, reforma agraria más en favor de las tierras comunitarias (ejido), educación pública y laicización de la sociedad. A nivel institucional, transformó el Partido Nacional Revolucionario en Partido de la Revolución Mexicana, que incorporaba los sindicatos (sector agrario, agrupado en el C.N.C.; sector obrero, formado principalmente por la C.T.M. contra la C.G.T.; sector «popular» de la pequeña burguesía, compuesto del F.E.T.S.E. y de asociaciones de artesanos, profesores, estudiantes, etc). Esta centralización del partido tenía por objeto garantizar la preponderancia presidencial y el control de las masas por la neutralización o la exclusión de todos los elementos revolucionarios.
Es necesario destacar también la ausencia de las otras corrientes del PRD y la de los dos partidos restantes de la coalición Por el Bien de Todos: el PT y Convergencia. Estas ausencias tienen obviamente un sentido político: la soberanía de la corriente cardenista en las luchas de poder para dirigir el movimiento de la resistencia civil e imponer una estrategia que sea aceptable por la burguesía nacional y la pequeña burguesía marginalizando las corrientes más radicales bajo la máscara de la unidad popular.
Las ilusiones de la unidad popular son compartidas no sólo por las corrientes de izquierda de la coalición, sino también por todas las organizaciones de extrema izquierda. Militante, por ejemplo, publica artículos ilustrados casi exclusivamente por fotografías a la gloria de AMLO pidiéndole amablemente llamar a «la huelga general». Esta consigna no tiene ningún alcance en un país donde se somete a las organizaciones sindicales mayoritariamente a los partidos y donde los trabajadores no crearon organizaciones independientes para defender sus intereses de clase.
Andrés Manuel López Obrador entra pues en escena bajo las ovaciones de la muchedumbre preparada por los responsables del PRD. Comienza por agradecer a todos aquellos que están en «lucha por la democracia la justicia y la libertad». Felicita «especialmente» la victoria electoral del PRD en Chiapas. No dice nada sobre los conflictos sociales y políticos en curso, en particular, en Oaxaca. Este silencio significa claramente una desaprobación política de un movimiento, que no es controlado por el PRD y que obstruye las ambiciones nacionales de AMLO.
En Oaxaca, 70.000 maestros, están en huelga desde hace tres meses (para pedir aumentos de salario), exigen ahora la renuncia del gobernador del Estado que pertenece al PRI. Organizados en Asamblea popular del pueblo de Oaxaca (APPO), los huelguistas denuncian el asesinato de uno que se compadece de su movimiento. El 10 de agosto, otro hombre fue matado por bala en una manifestación de maestros al centro de Oaxaca.
Le Monde del 24/08/2006
Lo mínimo que se podía esperar de AMLO y el PRD era la expresión de la solidaridad legítima y necesaria del movimiento de la resistencia civil contra el PAN y el PRI. No hacerlo traduce un profundo menosprecio por los insurrectos de Oaxaca. AMLO prefirió agradecer calurosamente a los «diputados y a senadores» del PRD que harán sentir, como «representantes populares», «la voz de nuestro movimiento». Para él, el pueblo se limita a todos los los que confían en el PRD. ¿Y los otros – los mineros de Sicartsa, los trabajadores de Volkswagen, los huelguistas y la población de Oaxaca – quienes son? [2]
Prosigue diciendo: «Esperamos que los magistrados [del Tribunal] opten por ponerse del lado de los más altos intereses de la Nación y hagan valer la voluntad popular.» ¡Ja, ja, ja! Como si no quedara claro que, pidiendo el recuento de los votos en solamente 9,07% de las casillas, el TEPJF había elegido deliberadamente validar la victoria de Felipe Calderón. Esta frase sólo tiene por objeto legitimar por adelantado la respuesta «constitucional» del PRD por la Convención Nacional Democrática.
Para AMLO y el PRD, no hay que dejar que el pueblo se organice libre y democráticamente, como en Oaxaca, sino controlar el movimiento para que sea aceptable por la burguesía nacional y la pequeña burguesía. Andrés Manuel López Obrador reanuda la política del general Lázaro Cárdenas, que continuala la del general Álvaro Obregón, presidente en 1920, y de Plutarco Elías Calles, gobernador militar del Estado de Sonora y ministro de Gobernación antes de llegar a presidente en 1924.
Las cuestiones de la organización y los objetivos de la Convención Nacional Democrática debían estar en el centro del discurso de hoy. Toda la semana, él u otros [3] habían prometido que estas cuestiones se precisarían públicamente hoy. En vez de cumplir sus compromisos, AMLO pidió a la muchedumbre aprobar la Convención Nacional Democrática y anunció que deberá tomar una «decisión fundamental»: formar «un legítimo Gobierno de la República o una Coordinación Nacional de la Resistencia Civil Pacífica».
Así, AMLO se prestó a una manipulación política [4]:
- Mientras que la Convención Nacional Democrática no se constituye, que el método de designación y elección de los delegados no se precisó, AMLO fijó el objetivo prioritario de saber si su jefe, es decir él mismo, será «un jefe de Gobierno en resistencia o un coordinador de la Resistencia Civil Pacífica».
- No explicó las diferencias entre las dos funciones.
- Repitió cuatro veces la alternativa y antes de la cuarta, para precisar bien de qué lado se inclinaba su preferencia, añadió: «Lo voy a repetir, porque ustedes están pensando que la pregunta es si aceptamos a un gobierno espurio, pero no me estoy refiriendo a eso. [5]» Claramente, no aceptan a Felipe Calderón como el Presidente ilegítimo de la República, entonces plebiscitan a Andrés Manuel López Obrador como el Presidente legítimo de la República (en resistencia) [6].
Esta autoproclamación sería risible si no fuera dramática. Ya que oculta las cuestiones mucho más importantes:
- La organización y objetivos de la Convención Nacional Democrática.
- La elección y la representatividad de los delegados. ¿Por qué 1000 delegados?
- El método de elección de los delegados. ¿Por quién y cómo?
- El mandato de los delegados. ¿A quién rendirán cuenta de sus acciones?
Queda claro que los 1000 delegados mayoritariamente serán designados por el PRD y sometidos a una aprobación «popular» formal. La base, muy heteróclita, del 1 millón de votantes incluye: «los pueblos, comunidades, municipios, barrios y colonias del país, en organizaciones civiles, sociales, sindicales y políticas».
Ahora, no existen aún en México organizaciones independientes de los partidos, sino embrionarios. Por consiguiente, qué organización podrá oponerse a la deriva populista de AMLO, mientras que todas las existentes lo sostuvieron sin reserva ¿y que contribuyeron a crear esta admiración ciega que le permite liberarse de los principios que pretende defender? [7]
Desde México
Serge LEFORT
30 de agosto de 2006
[1] Jorge Edwards, Persona non grata, Barral Editores, 1973.
[2] Gustavo Esteva, Oaxaca: anticipo y amenaza, La Jornada.
[3] Serge LEFORT, Crónica de la Resistencia (11), Mundo en Cuestión.
[4] Esta expresión, utilizada en la corta reacción en caliente del 27/08/2006 a las 17 hrs (Serge LEFORT, ¿A dónde va AMLO?, Mundo en Cuestión), suscitó muchos correos indignados o incluso agresivos. Gracias al amigo que indicó una falla de interpretación, hecha a partir de las notas tomadas in situ, de la alternativa propuesta por Andrés Manuel López Obrador. Eso no cambia en nada el fondo del artículo.
[5] Antes había hecho denigrar al futuro Gobierno por la muchedumbre:
– «¿Vamos a reconocer a un presidente espurio y a un gobierno ilegítimo?»
– «¡No! ¡No! ¡No!» respondió la gente.
[6] Extracto del discurso de AMLO:
Esta pregunta sobre lo que haremos, nos lleva a reflexionar, a discutir y a decidir en todos los pueblos, comunidades, municipios, barrios y colonias del país, en organizaciones civiles, sociales, sindicales y políticas, lo que vamos a tomar como decisión fundamental.
En la Convención, todos debemos decidir el camino que tomaremos. Por eso hoy quiero proponer a ustedes que abramos desde ahora un gran debate nacional sobre las siguientes interrogantes:
¿Vamos a aceptar la resolución del Tribunal si ratifica la usurpación? Pero no quiero que me contesten ahora, quiero que sea materia de análisis y de discusión.
También tenemos que tener en cuenta otra interrogante para resolver en definitiva en la Convención: ¿Vamos a reconocer a un presidente espurio y a un gobierno ilegítimo?
Tenemos también que deliberar en estos días ampliamente, responder y, desde luego, decidir con el voto libre de todos los delegados de la Convención, si formamos, en el caso de que se convalide el fraude, si formamos un legítimo Gobierno de la República o una Coordinación Nacional de la Resistencia Civil Pacífica.
Lo repito, como propuesta, van a haber muchas otras, pero entre otros asuntos que vamos a resolver en la Convención, va a estar el si constituimos un gobierno de la República o una Coordinación Nacional de la Resistencia Civil Pacífica. Ahí queda eso.
Esto implica también decidir, democráticamente, si reconoceremos y ratificamos a un Presidente legítimo de los Estados Unidos Mexicanos en la Convención o si la Convención elige a un Jefe de Gobierno en Resistencia, a un encargado del Poder Ejecutivo, o a un Coordinador Nacional de la Resistencia Civil Pacífica. Todo ello mientras dure la usurpación.
Creo que no se entendió. Lo voy a repetir, porque ustedes están pensando que la pregunta es si aceptamos a un gobierno espurio, pero no me estoy refiriendo a eso.
Me estoy refiriendo que si se decide que en la convención se constituya un órgano de gobierno, ya sea un gobierno de la República o una Coordinación de la resistencia civil que ese órgano que se constituya, que se elija en la Convención, tenga una representación y la representación puede ser un presidente legítimo de la República o que la Convención nombre, elija, a un jefe de gobierno de la resistencia, a un encargado del Poder Ejecutivo o a un coordinador de la resistencia civil pacífica.
¿Ahora ya se entendió?
Todo esto se va a ir aclarando. Por eso decidí hoy hacer este planteamiento para que se delibere, se discuta, se analice y se resuelva el día 16.
Texto completo del discurso de AMLO.
[7] Refrendan unidad en torno de AMLO, La Jornada.